lunes, 14 de noviembre de 2011

TRES FACTORES DEL DESEMPLEO EN COLOMBIA

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El panorama del empleo en nuestro país refleja problemas fuertemente arraigados a nivel político y económico. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística, quien es el ente encargado de presentar los indicadores laborales en Colombia, dijo hace pocos días y en términos muy alentadores, que el porcentaje de desempleados en Colombia ha vuelto a ser de un dígito. Para muchos esta declaración puede ser positiva y un síntoma leve de mejora de la economía. Sin embargo, surge el interrogante de si el desempleo en Colombia se reduce a la difusión de una cifra por los medios masivos o existe una verdadera preocupación y avances significativos por parte del gobierno y los actores involucrados.

Sea cual sea la respuesta, existen varios factores que no han permitido que las medidas tomadas por la Casa de Nariño sean cien por ciento efectivas. De acuerdo a quien escribe, son tres los factores que más han influido negativamente en las políticas para fomentar el empleo en Colombia: la falta de educación y sinergia academia-empresa, el boom de las empresas temporales y Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA) y, el degenero de la corrupción.


El acceso a la educación de sus habitantes desde temprana edad, sigue siendo uno de los principales ideales de toda nación alrededor del globo. El problema de la educación en Colombia radica en que millones de jóvenes se matriculan en la primaria, sólo algunos llegan al bachillerato y un porcentaje minoritario alcanza a llegar a la universidad o a los estudios técnicos profesionales.[1] Ahora bien, esa pequeñísima porción de afortunados que llega a los niveles superiores de educación (pregrado y posgrado) a la hora de buscar empleo se encuentran con la paradoja máxima de nuestro mercado laboral: “Si no tienes experiencia o cuentas con pocos estudios, no accedes al puesto por no contar con ellos y si, por el contrario, tienes mucha y además muchos estudios, entonces tienes un perfil muy alto para el cargo.”


Y es que a diferencia de varios países desarrollados, en Colombia existe poca o casi nula comunicación entre el sector académico y el empresarial. Constantemente son los empresarios quienes se quejan de la falta de preparación de los muchachos que salen de los diferentes centros educativos. Tanto los programas que ofrecen estos centros como el contenido de los mismos distan en muchos casos de adaptarse a las condiciones socio-económicas de nuestro país para convertirse en copias de modelos norteamericanos o europeos. En naciones más desarrolladas los modelos educativos están estrictamente ligados a los planes de desarrollo de carácter nacional y cuentan con el soporte clave del sector empresarial, que se convierte en una brújula de las necesidades reales de formación que requiere tal desarrollo.


En segundo lugar, el revuelo generado por las empresas temporales ha sido otro factor influyente de manera negativa en el panorama del empleo en Colombia. En nuestros días, la contratación de empleados temporales es una práctica muy común que acrecienta el desempleo, ya que las empresas solo se dedican a seleccionar trabajadores temporales, los cuales laboran durante cierta cantidad de tiempo para después ser despedidos de la compañía, una práctica que les hace ahorrar una buena cantidad de dinero pero que promueve un mayor establecimiento del desempleo en Colombia.[2] Ahora no es extraño ver a médicos y abogados, profesionales y empleados de todo tipo laborando por medio de alguna de estas empresas que se han vuelto una cortina de humo para que muchas empresas se ahorren unos pesos al tiempo que retiran la palabra estabilidad del manual de funciones de sus empleados. El prescindir de esta seguridad en sus trabajos hace que muchos de estos empleados no construyan sus carreras a largo plazo ni cuenten con un norte claro al dejar sus cargos, lo que desestima sus posibilidades para conseguir un nuevo empleo.


Un tercer factor que configura el establecimiento del desempleo en nuestro país, es la corrupción. Son muchos los puestos públicos que se adjudican a incompetentes como parte de prevendas y otros descalabros políticos, dejando a un lado a las personas idóneas que concursan para cada uno de los puestos a los que aspiran. Esto crea un caos para la oferta de oportunidades, pues no pocos piensan que ciertos cargos son simplemente inalcanzables por el sólo hecho de no tener determinado apellido o no haber apoyado a determinado candidato en las pasadas elecciones.


De esta manera surgirían muchos otras causas del desempleo (como la poco desarrollada cultura del emprendimiento) e igual número de señalamientos en un país en donde –según un correo electrónico que circuló hace algún tiempo- se requiere título, dos posgrados y experiencia para acceder a un puesto con el salario mínimo, pero ningún requerimiento académico para ser elegido Senador de la República.



[1] Educación en Colombia [cited november 10 2011] Available from internet:

http://www.encolombia.com/economia/Economiacolombiana/Estructuradelaeconomiacolombiana4.htm

[2] Desempleo en Colombia [cited november 10 2011] Available from internet:

http://sobrepolitica.com/desempleo-en-colombia/

miércoles, 9 de noviembre de 2011

TLC: NUEVOS RETOS PARA LA ADMINISTRACIÓN DE LA CALIDAD

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Hace pocos días se firmó el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, un tratado que sin duda alguna, traerá consigo cambios positivos para muchas organizaciones en nuestro país. Es decir, quienes pretendan continuar en el mercado deberán fortalecerse mediante diferentes estrategias en diferentes dimensiones de la compañía. La administración de la calidad es una de esas dimensiones clave.

Gracias al legado de haber participado activamente en dos guerras mundiales, históricamente los Estados Unidos han usado el concepto de calidad como una ventaja competitiva dentro de sus industrias. Esta filosofía se aplica en un mercado gigantesco (el más grande mercado doméstico del mundo, por lejos) lo que genera un sinnúmero de compañías competitivas y proactivas, peleando en diferentes categorías por aumentar su participación en un mercado cada vez más fragmentado. Un panorama así es el que enfrentan las compañías colombianas desde ahora, por lo que los retos no son pocos. Por supuesto, unas se encuentran mejor preparadas que las otras, no sólo por su tamaño, sino por su madurez.




Tal vez, uno de los retos más importantes es cambiar esa mentalidad que dice que “el cliente siempre tiene la razón”. El cliente muchas veces no tiene ni idea de qué es lo que quiere, y las organizaciones cada vez más deben mejorar su capacidad de anticiparse a esos requerimientos. “Si le hubiera preguntado a la gente qué quería en esos momentos me hubieran dicho que un caballo más rápido”, es una frase que se le atribuye a Henry Ford y qué habla de la importancia de la innovación como condición necesaria para que exista la competitividad.

Por otro lado, existe un desconocimiento en nuestras industrias sobre el verdadero valor de la implementación de un sistema de gestión de calidad. Nuestras empresas realizan esfuerzos económicos importantes y reingeniería para conseguir una certificación de calidad, pero al conseguirla no saben qué hacer con ella. Muchas de ellas piensan que la calidad culmina con tener un sello y, peor aún, consideran que ofrecer buena calidad en sus productos o servicios es un rasgo de posicionamiento.

Llevar gráficos de control o realizar muestreos, es sólo la punta del iceberg en lo que se refiere a administración ce la calidad total. Estas son únicamente herramientas que, sin dejar de ser importantes, deben estar enmarcadas en una infraestructura tecnológica y física. La competitividad implica el mejoramiento contínuo, y la administración de la calidad, también. El nuevo entorno implica que las organizaciones vivan en una constante metamorfosis que les permita reaccionar positivamente a los cambios que ocurren de manera vertiginosa.

Finalmente, vale la pena agregar que en Colombia, existe una poca interrelación entre la academia y la industria, como si cada una fuera por su lado. La participación de la academia en los procesos investigativos y de desarrollo de la industria norteamericana es un elemento preponderante dentro del liderazgo de los Estados Unidos, lo que se convierte en algo para aprenderles. Acá son pocos los esfuerzos que se dan al respecto para trabajar en equipos empresa-universidad, a pesar de que los pocos existentes han dado fe de su éxito.

Tal vez no haya ni ganadores ni perdedores al momento que empiece a regir el TLC con los Estados Unidos, lo que sí es seguro es que los cambios tendrán lugar a diferentes escalas, la gestión del conocimiento será una constante en las empresas mientras que una eficiente administración de la calidad alcanzará su máximo nivel en las empresas que quieran continuar en el juego: quienes no la conocen ni aplican, tendrán que adoptarla; y quienes ya la realizan, deberán sacarle el máximo provecho.