miércoles, 9 de noviembre de 2011

TLC: NUEVOS RETOS PARA LA ADMINISTRACIÓN DE LA CALIDAD

Hace pocos días se firmó el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, un tratado que sin duda alguna, traerá consigo cambios positivos para muchas organizaciones en nuestro país. Es decir, quienes pretendan continuar en el mercado deberán fortalecerse mediante diferentes estrategias en diferentes dimensiones de la compañía. La administración de la calidad es una de esas dimensiones clave.

Gracias al legado de haber participado activamente en dos guerras mundiales, históricamente los Estados Unidos han usado el concepto de calidad como una ventaja competitiva dentro de sus industrias. Esta filosofía se aplica en un mercado gigantesco (el más grande mercado doméstico del mundo, por lejos) lo que genera un sinnúmero de compañías competitivas y proactivas, peleando en diferentes categorías por aumentar su participación en un mercado cada vez más fragmentado. Un panorama así es el que enfrentan las compañías colombianas desde ahora, por lo que los retos no son pocos. Por supuesto, unas se encuentran mejor preparadas que las otras, no sólo por su tamaño, sino por su madurez.




Tal vez, uno de los retos más importantes es cambiar esa mentalidad que dice que “el cliente siempre tiene la razón”. El cliente muchas veces no tiene ni idea de qué es lo que quiere, y las organizaciones cada vez más deben mejorar su capacidad de anticiparse a esos requerimientos. “Si le hubiera preguntado a la gente qué quería en esos momentos me hubieran dicho que un caballo más rápido”, es una frase que se le atribuye a Henry Ford y qué habla de la importancia de la innovación como condición necesaria para que exista la competitividad.

Por otro lado, existe un desconocimiento en nuestras industrias sobre el verdadero valor de la implementación de un sistema de gestión de calidad. Nuestras empresas realizan esfuerzos económicos importantes y reingeniería para conseguir una certificación de calidad, pero al conseguirla no saben qué hacer con ella. Muchas de ellas piensan que la calidad culmina con tener un sello y, peor aún, consideran que ofrecer buena calidad en sus productos o servicios es un rasgo de posicionamiento.

Llevar gráficos de control o realizar muestreos, es sólo la punta del iceberg en lo que se refiere a administración ce la calidad total. Estas son únicamente herramientas que, sin dejar de ser importantes, deben estar enmarcadas en una infraestructura tecnológica y física. La competitividad implica el mejoramiento contínuo, y la administración de la calidad, también. El nuevo entorno implica que las organizaciones vivan en una constante metamorfosis que les permita reaccionar positivamente a los cambios que ocurren de manera vertiginosa.

Finalmente, vale la pena agregar que en Colombia, existe una poca interrelación entre la academia y la industria, como si cada una fuera por su lado. La participación de la academia en los procesos investigativos y de desarrollo de la industria norteamericana es un elemento preponderante dentro del liderazgo de los Estados Unidos, lo que se convierte en algo para aprenderles. Acá son pocos los esfuerzos que se dan al respecto para trabajar en equipos empresa-universidad, a pesar de que los pocos existentes han dado fe de su éxito.

Tal vez no haya ni ganadores ni perdedores al momento que empiece a regir el TLC con los Estados Unidos, lo que sí es seguro es que los cambios tendrán lugar a diferentes escalas, la gestión del conocimiento será una constante en las empresas mientras que una eficiente administración de la calidad alcanzará su máximo nivel en las empresas que quieran continuar en el juego: quienes no la conocen ni aplican, tendrán que adoptarla; y quienes ya la realizan, deberán sacarle el máximo provecho.

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